sábado, 21 de noviembre de 2015

NYC High Profile Memories #5: Luis F. Valdivieso (HSA)



Estaba intentando escribir todas estas notitas newyorkinas en inglés, por aquéllo de ser coherente, pero que le den por culo. Latinos uncensored. Y no es que Jenny sea el mejor ejemplo en términos biográficos -extenso debate que no puedo detenerme a desenredar todo lo que me gustaría-, pero hay que admitir que visualmente la tipa es incontestable. 

Una vez más, no importa para lo que sigue. Al margen de mi voluble autoestima- que puede haber jugado un papel importante en este asalto vital que ha sido para mí la tierra de los sueños-, como europea y como latina, pero sobre todo como no-americana, he sentido muchas veces cuestionados mis valores y mi identidad, y otras tantas me he perdido en abismos culturales muy difíciles de conciliar. La historia es vieja y no quisiera darle más bombo del que ya le dieron en su día gigantes como Lorca y compañía. Pero por el amor de Dios. Que me viene aquí con unas tarjetas de visita que rezaban "Ama y haz lo que quieras". Cada vez que lo pienso me da la risa. 

Esta semana ha sido igual que todas, salvo por un par de pequeños detalles que quisiera dejar aquí atados por si en tiempos venideros se me olvidan. Bajé a la tienda de Domingo el martes. La misma charla: que no me adapto, que están todos locos, que a lo mejor es que llevo poco tiempo en la ciudad. Domingo posa los tomates y me mira serio: "Niña, yo llevo aquí casi cuarenta años y no me he adaptado. Ni quiero. No sé si me entiendes". Para el viernes ya se me había olvidado, pero mantuve una deliciosa conversación - con-ver-sa-ción, sí, por el puro placer de compartir un tiempo con otro ser humano- con uno de los bibliotecarios de la Hispanic Society. Simple y claro: 

"Ellos lo que quieren es que les juegues a su jueguito. Pero yo a su jueguito no les juego"