miércoles, 29 de julio de 2015

Stephen Shore: (UN)COMMON PLACES o lo bueno conocido



Seré breve porque hace calor y no tengo nada nuevo que contar. Y Stephen Shore tampoco. Uncommon places, un retrato estándar de lugares comunes estadounidenses, valga la paradoja, se expone estos días en el Museo ICO. Dentro del -por cierto- impecable discurso de Construyendo mundos (PHE2015), Shore ocupa el tradicional capítulo de los moteles y neones, de la soledad y el desierto, que tantas y tantas veces ha protagonizado el imaginario estético americano. Pero no sólo no aburre, sino que emociona, y lo bueno conocido es siempre digno de agradecer y difundir. 










sábado, 25 de julio de 2015

Santa Casilda&Santa Isabel: una de cal y otra de Tita.



Podría decirse que he frecuentado bastante el Thyssen esta semana. Al menos más de lo que tengo por costumbre. Same old story:  una colección permanente(mente) desolada, tacones altos, selfies, aire acondicionado a todo trapo y magníficas camisetas en la tienda de regalos. 

¿Qué pasa en un país que carece de "cultura de cultura"? Pasa un Zurbarán desdibujado, sobre fondo mostaza e iluminación peor que la de los baños del Nasty. Pasa que está muy bien que traigan piezas de instituciones prestigiosas y colecciones privadas, pero hilánoslas un poco, Tita. El siglo XVII te aburre, queda claro, pero o lo haces bien o no lo hagas.

Menos mal -y jamás pensé que me encontraría escribiendo lo que sigue- que lo de Vogue te ha quedado divinamente. Espera uno encontrar supermodelos y publicidad a granel, y se topa con un puñado de excelentes fotografías de moda. No sé cómo ha ocurrido este milagro, pero lo celebro mucho y espero que se repita. Sólo te falta bajar un poco las tarifas a ver si eres capaz de llenar también lo que te dejó el barón. Sé que es mucho pedir, pero por pedir que no quede.



Flashback íntimo


Quienes me conocen han leído esto muchas veces, y se lo he contado otras tantas a pie de bar, con mayor o menor atino. La historia es bien sencilla: un zigoto burgués, ultrasensible y ultragilipollas, florece en la ciudad de las Flores, se reconoce a sí misma en callejones dantescos, enferma de lirismo y atardeceres atómicos.Como recuerdo, una cicatriz pactada. Un tatuaje mediocre que sin embargo sigue vigente hoy, muchos años después. Esto fue lo que aquella niña escribió entonces, y quisiera hoy dejarlo recogido en digital por si algún día ella vuelve a perder los papeles.  

¿Qué es Poesía?
Para mí, poesía es lo de verdad, lo de dentro, la esencia que le queda a las cosas una vez destilada toda la infraestructura burocrática que las sostiene. Es el alma, es el duende. Es lo que se hace con un sentido y un fin intrínseco. Es lo que se ama, y lo que se odia, siempre y cuando sea real. Es que te duelan las costillas de reír. Es Shakespeare, Safo, Machado y Extremo Duro. Pero es también el mensaje que te despierta una sonrisa o una pintada acertada en la fachada de turno. Es una cerveza bien tirada, arrepentirse, lo que literalmente te atraviesa, la inspiración, otro examen aprobado, un orgasmo. Es prosa y es verso y es música y es mujer. Poesía somos todos y no somos nadie, porque cambia como el viento de dirección y de cantidad según sientan los ojos que miran las cosas y según las circunstancias espacio-temporales que las rodean. Supongo que la poesía, en su estado más puro, te abre en canal y te hace tiritar las entrañas. Hace que las palabras fluyan solas como la luz o como el agua. Poesía son los instintos primarios y, en general, todo lo que se encuentra en su estado primigenio, pues no ha sido infectado con los papeles. Otras veces, para llegar a Ella hay que achicar esos lodos residuales contaminados de burocracia y, entonces sí, llegamos a la piel y al hierro del asunto, al quid de la cuestión, a Casa Blanca y al chocolate negro. Poesía es darse cuenta de que tus padres tenían razón, de que tu abuelo es más joven que tú porque ya no tiene nada que perder, de que tu hermana ya sabía lo que ibas a decir y de que no es envidia lo que sientes, sino orgullo, cuando ves a tus amigos conseguir lo que creías que era una locura intentar. Poesía es Internet y ponerse moreno en la piscina. Y es el mar, y es encontrarse a sí mismo por mucho dolor y confusión que eso pueda provocar. Para el creyente es Dios y para el practicante es la Vida. Poesía es el amor platónico y destructivo que siente Werther por Carlota y el amor real de uno mismo por sus hijos, por el peluquero que le corta (de verdad) sólo las puntas o por su mascota. Poesía es hacer cola para ver a Estopa y no para la Seguridad Social. Poesía es Florencia, es echarle valor a las cosas, es creer en uno mismo, es llorar hasta caer desmayado en la cama, es tener labia al beber ron, es un regalo esperado en una fecha inesperada, es saber que se ha luchado por lo que se quiere dejándose las tripas y el cerebro en ello, aunque se haya perdido, es aprender y aprehender. Es el bien o el mal, y el bien y el mal. Es, en definitiva, la más superlativa antítesis de la Burocracia. Pero sobre todas las cosas, y cito literalmente al maestro, “poesía...poesía eres tú”.

jueves, 23 de julio de 2015