martes, 16 de diciembre de 2014

Retales

Como mínimo me prendo fuego una vez al año. Suele ocurrir cuando empiezo a desnudarme y lo que veo me hace huir despavorida de mi misma, arrasando con todo alrededor. Días después, durante el proceso de autorrestitución, encuentro retales de otros incendios y los releo para confortarme. Esta vez quisiera compartirlos. La mayoría de estas heridas ya no están abiertas, pero el magma del que fueron creadas, el dolor, la belleza... retorna eternamente a mí cada vez que vuelvo a este agujero. 



27 de noviembre (2009)

Hay días tan largos que dan miedo. Cada instante que los compone es imprescindible y perfecto. Son esos días que sabes que vas a recordar para siempre. Qué poderoso te hace sentir ser consciente de que, literalmente, estás fabricando tus recuerdos.

Me gusta titular a la gente. No es dar nombre, el nombre es para llamar, y además te lo dan hecho. Pero un título es para las cosas importantes. No hay que forzarlo, un día de repente te das cuenta de que sólo puede ser ese. Con Claro de Luna fue fácil. Beethoven me echó un cable. Marie-Térese nos costó más trabajo, pero de repente me dí cuenta de que ya la habia conocido mucho antes, en los cuadros de Picasso, tumbada en jardines y buscándose en espejos de colores. La tercera protagonista de este recuerdo no tiene título aún. Mejor. No vamos a bautizarla por obligación con cualquier juego fácil de palabras que se nos ocurra a la primera, aunque su forma de hablar, como corredora de fondo, a un mismo ritmo y con calidad en cada una de sus frases, va enfocando despacito el objetivo hacia lo que promete ser otro gran título.

A ver qué más. Ah sí! Lo de la peli esta, de Jim Carrey, que fíjense si es buena que ha conseguido que le deje de odiar. Y dice el tío algo así como que se puede hablar sin parar y no comunicarse. Pues nosotras a la inversa. Ratos enteros de silencio, sobredosis de poesía. Y Lorca chivándonos los versos al oído: "Quiero bajar al pozo, quiero subir los muros de Granada, para mirar el corazón pasado por el punzón oscuro de las aguas". Esto nos lleva directamente, o por lo menos en mi cabeza pasa así, a todo eso de las culturas precolombinas, lo de que el hombre es fuego, sol, actividad, luz...y se complementa con la mujer (agua, luna, noche). En estado puro pueden ser hasta malignos, pero al unirse crean el vapor, energía, acción (y nos creíamos listos con la máquina de vapor).

Y si hay cargas negativas, no hay que eliminarlas, sino neutralizarlas. Como quien enfrenta ácido y base. Burocracia y poesía. O anestesiar el percal, alcohol directamente proporcional al nudo en el estómago. Dos botellas de vino, por favor. Crónica de un sofá, testigo de los muros levantados. Si es que pienso mil poemas para tí, pero acaban suicidados en cristales de bombillas, en cervezas que se caen de los estantes, en una folclórica decapitada.

Menos mal que supimos quitarle el protector a la mirada, y Pablo pinta para las cuatro en la pared de mi salón. Hoy, como él, hemos sido puro Mediterráneo: aceite, pan, vino y tomates como flores, como las flores del campo, que nos dice el Niño que no quieren las macetas.


Epitafio de Granada (2010)

Héctor Berlioz persiguió obsesamente a la actriz Harriet Smithson durante años, la espiaba en los teatros donde ella solía vestirse de Ofelia, le enviaba cartas ya antes de conocerse, le hacía la corte en cada rincón del siglo XIX, del Romanticismo, de París. Tanto perdió los estribos que hasta le escribió una "fantástica" sinfonía. Mucho tiempo y muchas piezas para piano y orquesta después, la irlandesa accedió a contraer matrimonio con Héctor. ¿ Y qué pasó? Que a Harriet le gustaban más los ríos que a Ofelia. Si eran de malta, mejor.


No niego que pueda resultar un tanto anómalo que me ponga justo ahora con el epitafio de este curso cuando llegué ayer mismo de Madrid, pero la lógica nos dará las claves: como siempre, al tomar perspectiva es cuando mejor se aprecian los matices y sutilezas de los mundos por lo que uno se pasea, y es ahora cuando, teniendo un breve epílogo conclusivo por delante, mejor se me antoja despedirme de los olivos y los caraduras que me han hecho compañía en esta tierra ajena que es Andalucía.

Y así, con las retinas tatuadas de atardeceres, con tropecientas introspecciones de ida y vuelta en el asiento 49, fui transformando la rabia en lágrimas, que ya es un paso...lo demás vendrá rodado. Y viajar, irme, querer ser la más lista, la más experta, la más locuaz...no ha hecho más que empujarme reformada a la prehistoria del sentimiento, a lo de siempre, a los de siempre. Sana reflexión y éxito emocional asegurado. Más vale bueno conocido. Sin menospreciar ninguna novedad, esa es la clave. Y a aprehender a llevar reloj. Yo me entiendo.

Ah bueno (y con esto más de un@ estará contento).. a reducir mis episodios de bocazas en unas proporciones más que considerables. Al final los secretos contados te encadenan a las personas, y aquí nadie quiere dejar de ser libre (de hecho, les encanta, pero esa es otra historia).

Asediada tantas veces por la mediocridad, rezando como en un rosario los versos de Eliot (el puto amo): "aquí no hay agua es roca todo", me fui encontrando con muchas personas, entre ellas a Ana Amigo.

Y concluyamos ya, que como dicen David y Jose, si se pone uno rimbombante no hace más que poner de manifiesto sus pretensiones e inseguridades. Pero no me despido sin resolver tres ecuaciones pendientes: Berlioz se separó de la alcohólica y encontró a su compañera de por vida Marie Recio, Ana se va, y Granada aquí se queda.


Apología del instinto (2010) 

Se renueva el DNI, el contrato, el armario, las células y el asfalto de las calles. En Lavapiés lamen las aceras, disfrazadas de neón, comida picante y transacciones efímeras, creencias que retuercen el primigenio valor de la Pasión de Cristo reflejada en su callejero, antes barrio judío de Madrid. Pasamos de quitarnos el sombrero a quitarnos los cascos al encontrarnos con amistades por el mundo. Suben y bajan las montañas, rusas y ensaladas en las escaleras del metro. Sólo el sol y los fractales que guían las venas y las ramas se mantienen eméritos en sus puestos. En el trono, Dios Padre de la ciencia, de  los aciertos y avances generales, el instinto. Máximo común múltiplo de resultados, ilusiones y verdad.

Eterno retorno (2011)

Un momento. Que me entere yo de por qué entre estos montes vuelven a latir viejas úlceras y jirones, como réplicas de aquel temblor tuyo que una vez sacudió hasta la última de mis raíces. Que me queden bien claros esos ojos tan azules. Es que luego ando por la vida y se me olvida. Las lenguas del tiempo se relamen uno a uno los pasajes de esta cosa nuestra extraña y no dejan ni las raspas. ¡Bah! A la mierda lo tibio, lo yermo, lo que conviene, la madurez y a la mierda los paraguas. Si, al final, volver aquí es volver a tí. Y siempre vuelvo a tí porque es el único sitio en el que estuve de verdad. Tanto zarpazo me cayó encima por tu culpa, que sólo con la mesura de los años me he permitido dudar si por lobo, por ingenuo, por puro a fin de cuentas, esa es la única forma que tienes de filtrar tu esencia a la convención del gesto humano. Siempre he sido buena excusándote, eso ya lo sabes. Yo tampoco fui ninguna santa.

Así que antes de que se nos olvide a ninguno, preocura tener a mano en tu cabeza aquéllo que comentamos una noche: poesía eres tú. A pesar de casi todo lo mantengo. Yo me acuerdo en días como estos de ese dicho tuyo: "las heridas de hierro no se van". Puto loco, vaya si tenías razón. Te grabasate a fuego y no te vas.

Palabras para el Arcángel (2011)

Hace unas semanas, preparando un evento de facebook para organizar a los amigos en este tema del 50º aniversario, buscaba un eslogan publicitario que le hiciese justicia al cole y atrajese su atención sin caer en tópicos lacrimógenos ni panfletarios. Entonces fui consciente de algo importante: “No conozco a nadie que reniegue del Arcángel”. Qué verdad más grande y más a tono con las circunstancias. Defender el Arcángel es, para la mayoría de exalumnos, una especie de impulso biológico. Casi sin darnos cuenta, trotando entre “el Campito” y aquel chalet de Ángel Ganivet y rodeados de un puñado de benditos (amén de rigurosos profesionales), nos hemos forjado en una educación impoluta, flexible con las personas e incubadora del libre pensamiento, la crítica y, sobre todo, el interés por el aprendizaje como herramienta fundamental para manejarse en la vida. A parte de la “fiesta de la fruta”, los disfraces navideños y el desfile de Carnaval con charanga incluida, del Arcángel me llevo los mejores amigos y esa capacidad para estar siempre alerta, para querer conocer profundamente, para amar, exigir, crecer y, sobre todo, para desarrollar empatía hacia el mundo que me rodea.


domingo, 7 de diciembre de 2014

El Castillo Interior (1577-2013)


Al final voy a tener que pagarles derechos de autor a los alumnos, porque gran parte de los entremeses cervantinos que expongo aquí se me ocurren mientras doy clase. El otro día les explicaba el significado de la muralla como afirmación categórica del discurso occidental, máximo exponente arquitectónico del concepto de límite que tan arraigado está en nuestra cultura desde los tiempos de Aquiles. Y precisamente en esta tesitura, la autora de #Trentoeshora advierte que no sólo los sistemas defensivos tienen una fuerte presencia en el imaginario colectivo, sino que están muy latentes en el imaginario personal de cada uno, como le ocurre a Santa Teresa en su Castillo Interior -o Las Moradas- de 1577. 


Efectivamente, como bien nos habla T. Zeldin en su Historia íntima de la humanidad, los grandes sucesos están desencadenados por una suma de cambios individuales que a la postre consiguen ponerse de acuerdo bajo una expresión más o menos colectiva o, por así decirlo, "histórica".  Pero bueno, es que esto es una evidencia con la que cualquiera que tenga dos dedos de frente debería estar familiarizado. Entonces, ¿de qué va esta vaina? Pues va de que me puse a investigar otros castillos interiores difíciles de penetrar, o que han de penetrarse con cuidado si no queremos derrumbar toda la estructura personal del individuo que los aloja, y me quedé loca. 




 Ya imaginarán que Sigmund tuvo mucho que decir al respecto, pero es que si saltamos al mayor fenómeno mediático de 2013, a Miley y su mea culpa en bolas (literal y figuradamente), la moraleja es la misma que la de la Santa.  A saber: si derrumbas ferozmente el castillo de tu jevito (o de Jesús), no vas a conseguir llegar al fondo de su alma, a su esencia, a su Conocimiento. Deberías hacerlo siguiendo unos pasos (moradas) a través de tu propia fortaleza interna, cuya superación te irá guiando hacia tu objetivo para que lo alcances con la máxima plenitud y legitimidad. Es decir, no enfrentarse al otro, sino conocerse a sí mismo y derrumbar nuestras propias murallas para que nuestros deseos lleguen en paz y armonía.  Y además este proceso va a ser doloroso, a nivel físico incluso, y va a dejar al resto del mundo que lo siga -en esculturas barrocas o Youtube- un impresionante legado de iconografía pseudo erótica (esta denominación le molestaría especialmente a George Bataille, pero no quiero extenderme) con la que no sabemos si vosotras llegaréis a rendir vuestras murallas, pero más de uno tendrá material suficiente para una o dos tardes de aburrimiento.  



miércoles, 3 de diciembre de 2014

Reverencias, referencias o Kanye West y la academia (ultimate version)







You on a run, baby
You on a run, baby
You think you free but you a slave to the funds, baby
You think you me, but you ain't me, what you've done lately?
Mhm that's cool but I've been runnin' on the sun, baby
We own a galaxy that haters cannot visit

[...] 

Yeah, had to take it to another realm
Cause everything around me got me underwh
elmed